domingo, 6 de febrero de 2011

Ese Espejo

Nuevamente me hallo en él. ¿Cansado? ¿Perdido? ¿Bien? ¿Mal? Luego veremos cómo, pero nuevamente me hallaba en él. Recorro mis rasgos y se encuentran en el mismo lugar. Que desesperante, siempre igual. Muchas veces soñé con ver al espejo y mirar a otra persona. Resulta preciso remarcar que el deseo no es encontrarme conmigo cambiado sino con otra persona. Siempre imaginé que al reflejarme, el “cristal” describía otras cosas, pero sólo lo imaginé. Imaginaba un hombre alto, elegantemente vestido de frac y seguro de sí mismo. Rasgos faciales jóvenes, con ojos brillantes, como si nada le faltara, pero insisto, sólo lo imaginaba. En cambio, lo que descubría en ese espejo era nuevamente yo; yo igual que hace cuatro semanas. Misma ropa, mismos granos, mismos ojos, boca y orejas. El pelo y las uñas igual de largos. Bastante sucio y con expresión de desesperación, otra vez, nuevamente esa palabra. Cambiaba mi cuerpo y ropa en esas 4 semanas pero no le podía escapar, el espejo siempre reflejó lo que había sucedido ese día. 

F.S

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