martes, 24 de febrero de 2015

Carta calmante a aquel infante perturbado y alentadora a aquel adolescente holgazán:


Nuestro pasado nos define y define nuestro mundo. Al fin y al cabo nuestro mundo no es más que una extensión de nuestras percepciones y nosotros no somos más que una extensión de nuestros pasados y acciones. La muerte de un ser humano es la muerte de su tiempo y de un mundo, y sin embargo no hacemos nada. Miles de mundos muriendo. De todas formas, nuestro mundo no es el mundo de todos, sino nuestro. Cuanto poder para una conciencia. Salvemos nuestro mundo mientras podamos. Vamos a morir pero, ¿nuestro mundo va a morir? Una esperanza siempre hay: el legado. Enseñanzas, arte, descubrimientos; extensiones de nuestra percepción en los demás, extensión de nuestra percepción, de nuestra razón... de nuestro mundo en los demás Algo puede sobrevivir. Algo de nuestro pasado, nuestras acciones, nuestras percepciones, algo de nuestro mundo vivirá.

viernes, 13 de febrero de 2015

Los colectivos y las ideas.

    Recuerdo, en mi juventud, haber imaginado cómo sería ver desde los ojos de otra persona; y, posteriormente, intuir que ese solo acto era imposible, que debía también sentir lo que aquella persona tocaba, oir lo que escuchaba, etcétera. Pero lo más importante, para ver lo que ella veía, tenía que conocer todo su pasado, recordar toda su vida; y olvidarme de la mía.
   
    Aquel inocente niño había descubierto, sin saberlo, que el mundo es sólamente lo que percibimos de él (ésta idea que ahora parece tan simple me maravillaba; sin notarlo, sin razón aparente en mí, en los viajes de regreso de la primaria). Sin embargo, lo fatal de esa idea la vislumbro ahora: lo terrible de la muerte. "El mundo es sólamente lo que percibimos de él" (repito), y si es así entonces con la muerte deviene el fin del mundo.
    Cuando yo muera el mundo entero lo hará. Esa terrible idea fue la que giraba en mi inconsciente durante los colectivos de vuelta a casa, y que sólo pude descubrir hace un par de días (10 años después, quizás, de haberla intuído).
    Toda esta vacilación demuestra lo holgazán que puede ser una razón humana (especialmente la de quien escribe). Después de todo, estoy terminando una idea que empecé hace 10 años, y que no ocupa más de 3 párrafos.
   

miércoles, 11 de febrero de 2015

Animá al encadenado

El viejo cielo enfría una ciudad
Sin que puedas girar allí. 
Sin que puedas ser visto allí.
Sin saberlo, como tu recuerdo.

En un portal, las puertas de hoy y ayer
ahuyentan los cuerpos del cielo.
Aúlla el recuerdo de la ciudad y se quema
En forma alucinatoria, sin moverse.

Las ventiscas asoman en el alba roja.
Los planetas, viven en ellos, giran.
Ruidos incomprensibles en sombras se queman.
El humo ardiente de locura en la ventana.

Las caras de unos muñecos que pueden hablarme a mi espalda
caminan por la noche como si mi pensamiento
quisiese cristalizarse produciendo muebles en forma alucinatoria.

Arrogantes perros gimen a un dragón salpicando sus plumas.
La noche y los sirvientes duermen entre las piedras.
La luz salpica avaricia: agujero con sombras.
Un león sin ojos sacude el viento frío de la noche.

Mujer agazapada despide las ropas y tal vez ronde por la lluvia intensa.
Se mece desde la boca inmolada y llega a un mañana que no existe.
La noche; tiempo, sombras; despide días que vuelan sin cara
Eternidad inmantada en la espalda de la casa. La distancia es un caudal.


martes, 10 de febrero de 2015

Como hacer un asado

Teniendo un sencillo blog uno entiende el fuego como lo entienden ellos, los artistas. Hablo de ese fuego que borra del mundo los escritos despreciables. Ese fuego que hoy es simplemente un botón que dice: "Eliminar". Es necesario quemar también ese botón y entonces estaremos salvados de todo: del olvido del romanticismo, de los escritos vergonzosos, del la caída eterna a la nada (cenizas cuanto mucho) de ideas y palabras inútiles y del hambre golpeando nuestras barrigas.

Indecisiones y convencimiento

¿Creo? No se, creo. No creo. No se si creo. No, si creo. Si creo. ¿Si creo? no se. Si creo, ¿no? Si, creo. ¿Si no creo? ¡Creo!

Resaca de domingo

Las cortinas tapan la luz del día. El armario abierto deja entrar la oscuridad. Una pila de cd's dispuestos casualmente en una arquitectura extraña y perfecta a la vez. Frases de rock under, una quebradura y un poster de Hendrix en la pared. La radio suena como batifondo. Una botella con agua y dos vasos con hielo derretido en el piso de madera mojado. La cama deshecha de manera irregular. El acolchado tapa el lado izquierdo pero deja al descubierto el colchón del lado derecho. Olor a transpiración y encierro. Todo eso y sin embargo no se movía de ahí. Todo eso y todavía quedaba felicidad en su alma.