miércoles, 11 de noviembre de 2015

Breve descripción del espacio.

Mi lugar sea, tal vez, la noche invernal. La silenciosa oscuridad del hiriente frío.

Vos sos más que tu lugar - desesperadamente impensable - y que vos.

Vos sos todo menos mi pobreza; y eso te hace tan inalcanzablemente perfecta.

miércoles, 19 de agosto de 2015

Éxtasis

Es una barrera y la felicidad. Una pastilla abre la barrera, un rayo eléctrico avanza y entonces somos felices. Un rayo eléctrico que nos hace daño pero nos hace felices. Pero nos lastima y entonces no levantamos esa barrera y el rayo eléctrico no nos atraviesa. ¿La pulsión de vida contra la pulsión de muerte? ¿y qué hay más allá?. Una barrera: la supervivencia, la inútil postergación de lo inevitable. Una barrera: la felicidad y la angustia confluyendo en una comparación simbiótica constante. Quizás la felicidad sea más que ese rayo eléctrico que nos atraviesa. Quizás la electricidad nos mate y recién allí sepamos qué es la felicidad.

lunes, 6 de julio de 2015

Mi orgullo

Hay que hacer las cosas para poder mirar a los ojos al chico que alguna vez fuimos y que se sienta orgulloso de nosotros mismos.

domingo, 5 de julio de 2015

Hoy soy Nicolás

Se despertó. No todos los días se despierta pero hoy se despertó. Hoy es un chico de 25 años. Hoy cree en el símbolo más que en el signo. El signo, esa convención social que establece que un significante tiene un significado determinado. Hoy cree en el juego simbólico más que en el juego reglado. Juego reglado, esa convención social que establece que hay cosas que se pueden hacer y otras que no, que limita la potencialidad del acto y los determina. Hoy cree más en la no-fijeza, en lo no preestablecido, en el escape y la fuga. Hoy cree en la flexibilidad, en el movimiento, en la vida. Hoy se llama Nicolás. Es un chico de 25 años que fue un chico de 20 y uno de 28 y que será uno de 26 pero también uno de 6 años. Él no interpreta, el comprende. Comprender como el formar parte de eso que se está llevando a cabo, que está siendo. La diferencia entre el interpretar y el empaparse. El empaparse como un sumergirse y llenarse de eso que está en la acción, como un tenerlo en el cuerpo, llevarlo en uno mismo. Empaparse como esa agua que nos pesa, que hasta puede molestar, que cambia nuestro estado. El interpretar como mantenerse en un propio punto de vista separado de ese hecho. Nicolás lee Cortazar y cree ser un cronopio (y lo “es”, por lo menos hoy) y odiaría ser una esperanza o un fama. Se alegra, baila, se deja llevar pero también sabe lo que hace. Odiaría ver la vida pasar (la pasividad), ordenarla y esquematizarla, dejarla sin movimiento, dejar a la vida sin vida. Nicolás lee Borges y entonces es Funes y recuerda cada detalle de ese texto y de un tal Ignatius Reilly. También fue Winston Smith, Horacio Oliveira, Andrés Galván, Sherlock Holmes, el sombrerero y el conejo blanco. También lee Oliverio Girondo. Después de comer algo tiene que ir a la facultad. Tiene que ir, no tiene otra opción aunque eso no sea lo que él crea. De todas formas, él enfrenta lo cotidiano, la costumbre, la telaraña que intenta atraparlo. Entonces saluda al colectivero que pasa de llamarse “3,25” a llamarse “Hola, buen día”, “por favor” y “gracias”. Además, conoce el nombre de todos los colectiveros. Solo viéndole la cara puede conocer su nombre y aún más importante, conoce lo que ellos son variablemente, sus intensidades. Es un don propio de este chico de 25 años, un don propio de esta forma en la que hoy despertó. Los llama por su nombre y les pregunta como están. Muchos le responden y muchos solamente aprietan un botón, 3,25 y “el que sigue”. Otros lo ven como loco y en realidad no entienden su don. Es que en realidad no es solo con los colectiveros, él puede ver esto en todas las personas dentro del colectivo y fuera. Él sabe que el mundo en ese momento “se divide” entre los que están en el colectivo y los que están fuera para dentro de 30 minutos de viaje dividirse entre lo que están en la facultad y los que no para luego separarse nuevamente, demostrando así que en realidad siempre está en movimiento y no hay límites reales. Volviendo a lo de antes, él sabe que el que se sienta en último asiento se llama Rodrigo y tiene una novia a la que le quiere cortar pero no se anima. Sabe que Melina es el nombre de la chica que se sentó en el tercer asiento del costado derecho y que su vocación es cantar pero que “no da plata” que “mejor estudiá algo que sirva” que “no vas a llegar a ningún lado”. La potencialidad de lo posible anulada por la costumbre y el miedo. Él se da cuenta de todo. Diría que lo capta, pero no lo capta porque sigue fluyendo, sigue estando en todos lados, él simplemente se da cuenta de eso que está y fluye. Su gran secreto: mirar a los ojos. Solamente mira a los ojos. En ese mirar penetra y es la otra persona. Y es que ya nadie mira a los ojos.

domingo, 7 de junio de 2015

Sobreviviendo a Auschwitz hoy

Rezo de una sobreviviente de Auschwitz (Lea)

"Sobre mis cuadernos de escuela,
sobre mi pupitre y los árboles,
sobre la arena, sobre la nieve,
escribo tu nombre.
Sobre la maravilla de la noche,
sobre el blanco de los dias,
sobre las estaciones desposadas,
escribo tu nombre.
Sobre el trampolín de mi puerta,
sobre los objetos familiares,
sobre la onda del fuego bendito,
escribo tu nombre.
Sobre la salud recobrada,
sobre el peligro que se aleja,
sobre la esperanza sin recuerdos,
escribo tu nombre.
Y por el poder de la palabra, vuelvo a comenzar mi vida,
yo nací para nombrarte, libertad."

domingo, 17 de mayo de 2015

Secreto.

Shhh, te voy a contar un secreto... no, no me vas a creer... mejor no te digo nada, sigo con mi vida.

Bueno, pero no te pongás así. Yo te cuento, pero vos creeme, porque sino pierde sentido el que yo esté acá, hablándote; y vos escuchando y haciendo como si nada, sin creer lo que digo.

Hablo en serio, él existe. Yo sé que está. Lo veo. A veces, él quizás también me vea.

Pero sí, estoy seguro de que él pasea por los mismos lugares que yo - a veces, los dos visitamos las mismas casas de té, o compartimos una ronda de mate tan grande que ni nos miramos fijamente-.

Ahora que pienso, no sé si el me conoce. Tampoco puedo asegurarte que yo lo conozca. En realidad es más una sensación... pero es verdad. Es una sensación tan real que me atrevo a asegurar que es cierto - aunque sea la sensación lo es -.

Bueno, te cuento bien. Su nombre no lo sé; alguna vez creí escuchar que lo llamaban al grito de Marcos, pero no estoy seguro. La verdad es que me asusta mucho; no él, sino lo que me pasa.

Siento que lo persigo. Sí, persigo gente.

jueves, 14 de mayo de 2015

Quiero.


Una mujer a la que no entienda.
No quiero que me enseñen, que me complementen (¿qué quiere decir esa palabra tan burguesa - que, ilusamente, supe repetir hasta oxidarla cuando chico - ?), que me amamanten.
Quiero no entender - necesito no entender-.
¿Por qué?, espero nunca saberlo.
Quiero no entenderla, y que ella no me entienda, y juntos no entendernos. Acariciarla, amarla, contarle historias aburridas; y que ella me mire como desentendida.
Que me pierda; que me lleve, me traiga (me vuele). Que me pasee por sus laberintos más oscuros de pasillos rectos. Y yo, gateando, asustado y feliz, la ame, acaricie, cuente historias... y ella me mire, desentendida.

lunes, 11 de mayo de 2015

A conciencia

La vida como un presagio latente. La vida como ausencia de muerte... como paradoja. Un tiempo que no se va, que decide quedarse y castigar. Muerte segura, futuro incierto, incertidumbre y sin embargo todo sigue igual que ayer, o más que ayer quizás. ¿Qué no es el tiempo? ¿Dónde no está? Y todo sigue igual que ayer... La vida como una trompeta que se desafina y da asco tocar y escuchar y se tira a la basura. La muerte siempre presente pero oculta, la muerte que mueve al ser. Y entonces caminamos y en esa caminata hay tiempo pero seguimos caminando como si nada. Pasamos el auto que está estacionado en la misma calle hace un mes, pasamos a una persona que vemos todos los días y nunca saludamos, pasamos a la gente que espera con un pucho en la boca el colectivo que los lleva al trabajo rutinario... todos los días pasamos. De golpe nos roban el celular. Tenemos miedo, tenemos angustia, tenemos bronca, tenemos que desviar el camino, tenemos que pensar, tenemos lo que no teníamos... como paradoja. Conocemos otras calles, los pájaros cantan otras canciones, la gente es diferente, los autos van en otro sentido y hasta los trámites son diferentes. La conciencia es diferente, y sin embargo la futura ausencia del celular estaba siempre presente. Al fin de cuentas un celular dura unos años o cuanto mucho, tu propia vida.

miércoles, 1 de abril de 2015

Será.

Será el precio infinito de un abrazo
o el hermoso infierno de un crisol.
Serán las noches sin un cielo razo
será, por vos todo, será amor

martes, 24 de febrero de 2015

Carta calmante a aquel infante perturbado y alentadora a aquel adolescente holgazán:


Nuestro pasado nos define y define nuestro mundo. Al fin y al cabo nuestro mundo no es más que una extensión de nuestras percepciones y nosotros no somos más que una extensión de nuestros pasados y acciones. La muerte de un ser humano es la muerte de su tiempo y de un mundo, y sin embargo no hacemos nada. Miles de mundos muriendo. De todas formas, nuestro mundo no es el mundo de todos, sino nuestro. Cuanto poder para una conciencia. Salvemos nuestro mundo mientras podamos. Vamos a morir pero, ¿nuestro mundo va a morir? Una esperanza siempre hay: el legado. Enseñanzas, arte, descubrimientos; extensiones de nuestra percepción en los demás, extensión de nuestra percepción, de nuestra razón... de nuestro mundo en los demás Algo puede sobrevivir. Algo de nuestro pasado, nuestras acciones, nuestras percepciones, algo de nuestro mundo vivirá.

viernes, 13 de febrero de 2015

Los colectivos y las ideas.

    Recuerdo, en mi juventud, haber imaginado cómo sería ver desde los ojos de otra persona; y, posteriormente, intuir que ese solo acto era imposible, que debía también sentir lo que aquella persona tocaba, oir lo que escuchaba, etcétera. Pero lo más importante, para ver lo que ella veía, tenía que conocer todo su pasado, recordar toda su vida; y olvidarme de la mía.
   
    Aquel inocente niño había descubierto, sin saberlo, que el mundo es sólamente lo que percibimos de él (ésta idea que ahora parece tan simple me maravillaba; sin notarlo, sin razón aparente en mí, en los viajes de regreso de la primaria). Sin embargo, lo fatal de esa idea la vislumbro ahora: lo terrible de la muerte. "El mundo es sólamente lo que percibimos de él" (repito), y si es así entonces con la muerte deviene el fin del mundo.
    Cuando yo muera el mundo entero lo hará. Esa terrible idea fue la que giraba en mi inconsciente durante los colectivos de vuelta a casa, y que sólo pude descubrir hace un par de días (10 años después, quizás, de haberla intuído).
    Toda esta vacilación demuestra lo holgazán que puede ser una razón humana (especialmente la de quien escribe). Después de todo, estoy terminando una idea que empecé hace 10 años, y que no ocupa más de 3 párrafos.
   

miércoles, 11 de febrero de 2015

Animá al encadenado

El viejo cielo enfría una ciudad
Sin que puedas girar allí. 
Sin que puedas ser visto allí.
Sin saberlo, como tu recuerdo.

En un portal, las puertas de hoy y ayer
ahuyentan los cuerpos del cielo.
Aúlla el recuerdo de la ciudad y se quema
En forma alucinatoria, sin moverse.

Las ventiscas asoman en el alba roja.
Los planetas, viven en ellos, giran.
Ruidos incomprensibles en sombras se queman.
El humo ardiente de locura en la ventana.

Las caras de unos muñecos que pueden hablarme a mi espalda
caminan por la noche como si mi pensamiento
quisiese cristalizarse produciendo muebles en forma alucinatoria.

Arrogantes perros gimen a un dragón salpicando sus plumas.
La noche y los sirvientes duermen entre las piedras.
La luz salpica avaricia: agujero con sombras.
Un león sin ojos sacude el viento frío de la noche.

Mujer agazapada despide las ropas y tal vez ronde por la lluvia intensa.
Se mece desde la boca inmolada y llega a un mañana que no existe.
La noche; tiempo, sombras; despide días que vuelan sin cara
Eternidad inmantada en la espalda de la casa. La distancia es un caudal.


martes, 10 de febrero de 2015

Como hacer un asado

Teniendo un sencillo blog uno entiende el fuego como lo entienden ellos, los artistas. Hablo de ese fuego que borra del mundo los escritos despreciables. Ese fuego que hoy es simplemente un botón que dice: "Eliminar". Es necesario quemar también ese botón y entonces estaremos salvados de todo: del olvido del romanticismo, de los escritos vergonzosos, del la caída eterna a la nada (cenizas cuanto mucho) de ideas y palabras inútiles y del hambre golpeando nuestras barrigas.

Indecisiones y convencimiento

¿Creo? No se, creo. No creo. No se si creo. No, si creo. Si creo. ¿Si creo? no se. Si creo, ¿no? Si, creo. ¿Si no creo? ¡Creo!

Resaca de domingo

Las cortinas tapan la luz del día. El armario abierto deja entrar la oscuridad. Una pila de cd's dispuestos casualmente en una arquitectura extraña y perfecta a la vez. Frases de rock under, una quebradura y un poster de Hendrix en la pared. La radio suena como batifondo. Una botella con agua y dos vasos con hielo derretido en el piso de madera mojado. La cama deshecha de manera irregular. El acolchado tapa el lado izquierdo pero deja al descubierto el colchón del lado derecho. Olor a transpiración y encierro. Todo eso y sin embargo no se movía de ahí. Todo eso y todavía quedaba felicidad en su alma.