martes, 4 de octubre de 2016

Encuentro con lo Real

Te peinás un poco con la mano, te mirás en el reflejo de la puerta (si, estás ahí, sos vos), suspirás pensando una frase de cabecera, tocás el timbre y esperás con una sonrisa ensayada aunque verdadera. No hay respuesta. No te exasperás aunque algo te inquieta sin que tomes conciencia de Ello."Quizás no escuchó, fue un solo timbre". Volvés a apretar el botón pero nada viene del Otro lado. Otra vez nada, otra vez algo. Ahora te inquieta más y lo podés sentir. Pensás y no encontrás otra explicación. O las encontrás pero ninguna te conforma. Otro timbre más y la angustia te invade. No entendés. Nunca lo entendés, sólo lo sentís. No hay respuesta. Todo menos una respuesta. Te ves al borde de un agujero, de la nada, no hay respuesta. Te sofocás y te decís a vos misma, aunque no muy segura, que murió, y después peor, pensás que está con otra. ¿Y que cómo puede ser y que quién será? Por qué me haría es... Hola amor! Bajé a comprar unas birras para ir a lo de Martin.

Ahora tenes la respuesta del Otro. Esquivás el agujero y estás segura. Ahora la angustia se va, aunque en algún momento te va a extrañar.