miércoles, 7 de diciembre de 2011

Volar, Volar

Miré al cielo y sólo vi cómo lloraban los árboles. Algunos se jactan de que es simple transpiración pero no puedo creer en eso, hay algo más, siempre hay algo más. Quizás sangraban simple agua, quizás lloraban. Eso debía ser, lloraban. Lloraban tristeza de no poder moverse, de no poder estar cerca de alguna otra cosa, de la eterna inmovilidad. Lloraban el quedarse siempre en el mismo lugar, de no poder salir a buscar más. Lloraban el no poder estar tan cerca tuyo. Y aunque la naturaleza no sea sabia, sí lo es el que la creó. Lloran los árboles de la quietud, pero esas lágrimas caen al piso y se convierten en flor. Se convierten en esa flor que arrancan los chicos alegres, las parejas enamoradas, los viejos para sus mejores amigos difuntos, o que simplemente quedan para alimentar un paisaje que supera la razón. Pero para vos, se buscó un camino diferente y se te dio un espíritu libre. Tu alma necesita volar, volar rompiendo con ese cielo de papel que te limita. Yo me encargaré del resto, y la flor la voy a arrancar, para hacer feliz a un árbol, hacerme feliz a mi y a un alma que vuela. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario