martes, 20 de diciembre de 2011

Cíclope

Que al caminar te miren todos los ojos que pasean. Todas las personas te ven con un solo ojo de cíclope mientras cierran el izquierdo. Te sentís diferente y te sentís observado, pero te divierte y hasta te reís. Lloras alguna lágrima de felicidad en forma de canción. Te miran más todavía y te divertís más todavía. También está el sol que te mira redondo como un ojo, y si no es el sol es la luna de la noche. Seguís con los ojos bien abiertos y sonreís, siempre diferente a todos, siempre diferente a ellos. Entonces empezás a pensar en esa diferencia que te hace único aunque no mejor, quizás hasta todo lo contrario. Buscas en lo profundo y entonces las lágrimas no son más de felicidad, las canciones son baladas tristes y los ojos los tenés más cerrados que nadie. Te das cuenta que las miradas son de desprecio, que les cuesta verte con los dos ojos porque algo anda mal y la diversión es simple depresión. Todo se transforma cuando ves en tus problemas y te acordás de que esos eran ojos y no miradas, de que eran cíclopes y no personas, de que era oscuridad y no el sol, de que era muerte y no vida. Te preguntás todo de nuevo, causa de esa inseguridad. El pozo es más hondo y más oscuro, tanto que no sabés por donde entraste y por lo tanto por dónde salir. Los cíclopes se rien de vos, de todos tus problemas y tu familia no está.

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