Querida
persona a la que escribo:
No
te digo amigo ni amiga porque todavía no sé quién sos y pensarás que estoy loco pero es
sólo que estoy apurado y quiero contar algo. Quizás me esté escribiendo sólo a
mi y me sirva tanto que de risa. Prefiero no usar adjetivos porque no se si
sirven para asuntos como éstos. Decir estrella es más que decir hipnotizante,
luz, calor. Además es subjetivo y eso me gusta tanto porque lo subjetivo no se
explica y esto no se puede explicar. Porque las estrellas no les gustan a todos
los animales y entonces pasan a ser frías, distantes e inalcanzables. Yo digo
que es música, querida persona. Me hace cantar. Es tan fácil vivir cantando. Cuando
se va simplemente queda la melodía en mi mente que rebota y rebota queriendo
escuchar más, queriendo escuchar de nuevo esa canción, como una buena memoria
que quiere repetirse y que Dios lo quiera, por favor querida persona. Se
escucha la música… no se escucha lo que pienso aunque a veces sean lo mismo y
después de todo eso es lo que todos dicen. Me miran por la calle porque canto,
recordando esa música que tanta alma es y lo confieso: la dejé entrar en mi
alma, eso que es tan propio, tan íntimo y me mareo. ¿Un alma sola dividida en
dos? Una dependencia que me libera. Acorralado en tanta libertad. Es
dependencia que me permite existir primero, ser después y finalmente vivir. Me
miran por la calle porque canto, recordando esa música que tanta dependencia es,
sin cantar no existo, no soy, no vivo. Dependo y la canto siempre que puedo y puedo siempre y sin
embargo es lo mejor querida persona. Ella es música y las canciones nunca son
tristes porque siempre hay más formas de ver el mismo todo (¿quién dice que no
son infinitas?, es todo tan subjetivo). Veo su música en todo como en esa
hormiga que casi me descuido de pisar mientras caminaba con la mirada distraída.
¿Distraída en qué? Distraída en existir primero, ser después y en vivir, en
ella, en otra música que era la misma. La música de los árboles y la lástima
que da pisar el piso porque le duele a algún acorde que no conozco pero me
gusta igual. Mirar al cielo y que esté ahí, en una nube o en las líneas de las
baldosas rotas que trato de no pisar como esos juegos de la infancia. Es que la
infancia es simple amor, querida persona, es simple juego. ¿No juegan
contentos? Me siento tan infantil pero se siente tan bien. Es plaza, juego,
infancia, locura y música, y dependo de todo eso. Música que canto, que siempre
está y que si se va queda en mi cabeza y entonces siempre queda. Pensarás que
estoy perdido, pero en esa perdición creo haberme encontrado tanto. Encontrarse,
en contra, contra, ¿Contra qué? ¿Qué? Siempre todo es un ¿Qué? Siempre todo es pregunta, pero esta vez es respuesta y música. La quiero querida persona, y
la quiero tan música como es. Es tan fácil vivir con ella, con la música. Es
tan fácil vivir cantando. Te quiero y ahora me doy cuenta que vos sos esa
“Querida Persona” a la que escribo. Vos música, infancia, juego, locura. Vos
locura, juego, infancia, música. Vos sos “Querida Persona” y ése es sólo un nombre
que yo te puse porque te quiero tanto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario