sábado, 18 de febrero de 2012

Movimientos

Todo se mueve. Veo a los costados y se mueve la gente y los autos. En el cielo las nubes se mueven al igual que las palomas dentro de las cuales, a su vez, se mueven enfermedades contagiosas. En el piso, como se mueven las hormigas siguiendo sus caminitos tan torcidos. Mientras, yo los desafío a todos y los miro quieto, desde el banco de la plaza que podría decirse que ya es mío. Las hojas del árbol siguen inquietas y mi mirada las detiene por un segundo apenas, pero no basta. Apenas respiro y muevo los ojos, pero sólo eso. Me cansa tanta movilidad externa contra la pasividad interna que irónicamente me genera toda la situación. Mis lágrimas deciden no moverse de los lagrimales aunque quisiera y es que estuve muy sensible últimamente. Entonces logro divisar a lo lejos otra cosa que se mueve. Se mueve una boca que sonríe, dándome el pie para empezar a moverme. ¿Cómo no sonreír? ¿Cómo no acompañar esa sonrisa tan blanca? Es tiempo entonces ¡Como esperaba esa sonrisa que me moviera obligándome a sonreír desafiando a mi quietud y a todo el movimiento del rededor!

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