viernes, 11 de agosto de 2017

Ningún pibe nace

"Ningún pibe nace chorro". Esa falta tan divinizada. Esa queja constante y sostenedora. Esa homeóstasis. Ese mirar al piso: ese mirar las baldosas flojas mientras nos chocamos con el resto de las personas, los árboles y columnas y así vamos por la vida; a la espera de otro golpe o de la muerte quizás. Entonces pienso que ningún Aristóteles nació Aristóteles y ningún Freud nació Freud. Construcciones históricas, artefactos de una época siempre retrógrada, siempre un paso atrás, siempre tan poco realistas en una realidad que avanza. Ideas que se quedan atrás, pero viajan sin pensarlo un segundo en discursos sociales, en aulas, en universidades, en libros y a través de bocas autorizadas que no lo piensan un segundo yendo a oídos autorizados que no lo piensan un segundo. Ningún talento nace talento. Nada nace. Lo construído construye desde lo construído y sobre lo construído. Seguimos chocándonos viendo las baldosas flojas y los pozos, descuidando que hay otra gente y un cielo arriba con sus propias complejidades e irregularidades significadas. Descuidando que se puede construir también de otra forma que no niega la anterior sino que la completa; el camino es el mismo. Y que aunque arriba y abajo no quieran decir gran cosa cuando ya no se sabe dónde se está, saber que hay un arriba también y el piso ya lo conocemos de memoria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario