martes, 19 de agosto de 2014

Leyendas y pequeños cuentos de Buenos Aires

Sobre la calle Jean Jaures camina todas las mañanas (a excepción de los sábados), de diez a doce, una persona que no guarda ningún secreto que recibe.  Gente de todos los barrios porteños (aunque en su mayoría del barrio de Once y del Abasto por localización geográfica) acude a ella cuando un secreto los oprime. De este modo, uno logra librarse de semejante castigo. Muchos creen que hay métodos más simples para conseguir dicha recompensa, tales como comentarlo con el diariero o el portero, pero nunca resulta igualmente eficaz ya que quien sostendría tu secreto sería alguien cercano capaz de traicionarte. Se comenta también la posibilidad de evitar a esta persona confesándote a una persona en el colectivo por ejemplo, pero los prejuicios nos encierran y siguen la cara de horror que
nos humilla. Solo un secreto guarda esta persona de la calle Jean Jaurez, y este es su sexo. Variada cantidad de pensadores, psicólogos, biólogos y hasta tarotistas intentaron descifrarlo pero jamás nadie llegó a dar con la verdad. De todos modos, se llegó a la convención de que era mujer.

Si un guitarrista, haciendo un tributo en vivo, toca más de 6 veces el riff de Post-crucifixión muere. Lo mismo sucede al equivocar la letra de Noche de perros. Hasta el momento no hubo muertes. Debido a la temible consecuencia o a la belleza de las canciones, los músicos son más rigurosos cuando se trata de ésta música.

En el barrio de la recoleta, sobre la avenida Las Heras precisamente, se encuentra el Hombre Pie-de-Bolsa. Este señor melancólico no habla y hay quienes aseguran que nunca habló en su vida. Yendo más lejos todavía, hay quienes aseguran que nunca expresó emoción alguna. Todos se preguntan qué le sucedió a su pie, por qué una bolsa lo envuelve. Sin embargo, nadie se pregunta a si mismo por sus emociones, nadie le pregunta a él de sus emociones, de hecho nadie le habla y quizás sea esta la razón por la que simplemente nadie lo escuchó hablar ni expresar una emoción ni tampoco sepamos de su pie.

En Santa fé y Montevideo se encuentra la famosa galería Bond Street. La leyenda cuenta que el hombre más común de Buenos Aires, Luis Perez, se perdió allí un 29 de febrero. Sólo se lo ve ese día cada cuatro años pero con un tatuaje y un piercing nuevo. Pasaron 163 años del suceso. Actualmente nadie lo reconoce debido a su rostro dibujado y agujereado. Ya no es más la persona más común de Buenos Aires. Tal vez perderse era el salto que necesitaba para ser él, para ser feliz. Éste 29 de febrero voy a buscarlo.

Todos los días con 11° de sensación térmica, en Paseo Colón y San Juan, el diablo chupa un alma al azar. Nadie jamás contó nada, pero a nuestro favor, sabemos que que el diablo actúa en secreto.

A lo largo de toda la Avenida Entre Ríos, coexisten sus dos veredas con climatología opuesta. Cuando en una vereda llueve hasta el granizo, en frente el sol quema hasta el hartazgo y viceversa. Dicha característica lleva sus ventajas y desventajas. La gente decide según su estado anímico si tomar recaudos contra las piedras del granizo o salir sin remera y botellas de agua para defenderse del calor. La mayor desventaja es la suerte que posean los habitantes de los edificios según la vereda en que se pose su hogar. Increíblemente, los vecinos siempre viven en la vereda que prefieren. Éste fenómeno se da de modo diferente según las calles que crucen la avenida y los diferentes días del año. Sin embargo, nunca se sabe sobre que sector de la Avenida ocurrirá este milagro. A pesar de los diversos estudios de geografos, climatólogos, metereólogos nunca se supo resolver el interrogante. Sin embargo, los filósofos de Buenos Aires afirman que todos los 20 de agosto, el sector que encierra Entre Ríos entre la Avenida Belgrano y Avenida Independencia brinda la posibilidad de maravillarse con dicho fenómeno. Mañana lo comprobaremos. Los psicólogos sociales y magos afirman que habría que analizar a los habitantes de la famosa continuación de Callao y su capacidad para hacer variar el clima.


Aclaración:

Se escapan de éste escrito muchas anécdotas, personajes, leyendas, verdades, estudios y mitos de Buenos Aires que serían de mi agrado escribir. Entre ellas la historia del analfabeta que en realidad era eslovaco y escribía ese idioma sin saberlo, los estudios sobre la intersección Sarmiento y Callao, los gigantes mitos de los travestis de Hipólito Yrigoyen y La Rioja, los mitos más pequeños de los bosques de Palermo o las anécdotas de las calles de Flores. Sin embargo, no es falta de voluntad o tiempo lo que me detiene. La traba es una frase escrita en un papel que se encontraba en el cajón de un vagabundo que murió al siguiente día de haberla hallado tras haber escrito cuatro horas seguidas. La frase rezaba: "Aquel que imite el formato de Dolina en más de 7 oportunidades morirá y toda su obra morirá con él" Dicho sea de paso, nunca se encontraron escritos del vagabundo de quién muchos historiadores afirman genialidades superando al Ulises de Joyce, a Shakespeare o a Dante Aligheri. No hay copias de sus escritos. No es mi voluntad correr esa suerte, esa mala suerte. 

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