Con el tiempo le fui encontrando sentidos.
Lo volví a leer, lo volví a mirar,
y de repente volvieron palabras
que nunca habían estado.
O siempre estubieron, y
fui yo el que apareció nuevo.
Lo importante es que ahí estaban,
tan viejas y tan presentes. Gastadas
en hojas con olor a libro nuevo
y una tapa que se desgarraba
- como de verguenza - al mirarla.
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