Estaba delante de todo. Delante de un paso
dado, de un sonido emitido, de una luz que ya encandiló, delante de la muerte.
No me di cuenta; tuvieron que pasar unos segundos para eso. Estaba atrás pero
estaba muy adelante también. Era un dejavú, un presagio, un alma que dejaría de
sangrar, una luz. Es que… esa luz, esa guía, esa hipnosis y yo que sin darme
cuenta me adelantaba cada vez más. Me atraía. Era como una obsesión peligrosa y
que cuanto más peligrosa era, más me atraía y más me adelantaba hasta que los
pasos ya estuvieron dados, el sonido ya estuvo emitido, la luz ya me atropelló
y adelante… yo. Un pie levantado, un grito olvidado, un cerrar de ojos eterno y adelante… mi muerte.
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